En la plazuela tras la máscara se esconde lo perdido, canta Pilar Paz en el poema "Montmartre" donde la Piaf convive con Jean Cocteau, visitante ilustre en unos Cursos de Verano regidos por Pemán por los que ya caminaba con versos en los labios nuestra poeta que ya es octogenaria. Yo rescato entre la niebla de las cosas idas esta vieja entrevista que mi padre le hiciera a Pilar en Diario de Cádiz en una página semanal llamada Domingo Letras que él mismo coordinaba. De este modo iniciaba mi padre este viaje apresurado al corazón de la poeta y amiga, vieja habitante lírica de las páginas de la revista Caleta:
Son las seis de la tarde. Pilar Paz no nos hace esperar. Le preguntamos por Carlos, su marido, y por sus hijos. Hace mucho calor y el lorito juanramoniano se ha guardado para luego la canción de su fresquito alegre, abierto y alto. El airecillo no corre, pero corren las preguntas, y mejor aún, mucho mejor, las contestaciones. Pilar Paz cruza las manos con una gracia especial. Parece, como dijera Juan Ramón, que se le han caído de la luna.
Son los años sesenta. Pilar Paz ya es una poeta reconocida con una obra en marcha. Todavía no había dado a luz Violencia inmóvil, uno de sus mejores poemarios que precedió a un tiempo de largo silencio. Mi padre le pregunta por lo que está escribiendo. Pilar le responde: "Un nuevo libro de versos, mi discurso de entrada en la Real Academia Hispanoamericana y las cuentas de la plaza...". A la pregunta de si Jerez le ha influido en su poesía Pilar habla del mar de Cádiz, del mar que baña sus versos, de su poesía pasada por agua. También evoca su primera lectura de poemas a los ocho años en la revista radiofónica Ráfagas de Radio Madrid. Y define la poesía como lo menos práctico y lo más hermosamente inútil de la vida.
Todo es latido que vuelve, la voz de mi padre, la voz de Pilar en cálida conversación. El otro día la voz de Pilar sonó con fuerza en el homenaje colectivo que le tributó el Centro Andaluz de las Letras. Y yo me acordé de esta vieja entrevista de mi padre y de la presencia familiar que Pilar siempre ha tenido entre nosotros.