BIOGRAFÍA

En la obra de Luis García Gil (Cádiz, 1974) conviven de manera absolutamente personal literatura, cine y canción de autor. En el ámbito de la canción ha publicado Serrat, cantares y huellas, Serrat y Sabina a vista de pájaro, Jacques Brel, una canción desesperada, Javier Ruibal, más al sur de la quimera y Joan Isaac, bandera negra al cor. Su amor al cine ha dado como fruto el libro François Truffaut publicado por Cátedra y el guión y producción del documental En medio de las olas dedicado a su padre el poeta José Manuel García Gómez. También ha producido el documental Vivir en Gonzalo que ha dirigido Pepe Freire y en el que se profundiza en la obra de Gonzalo García Pelayo. Como poeta es autor de La pared íntima, Al cerrar los ojos y Las gafas de Allen. Es autor además del libro José Manuel García Gómez, un poeta en medio de las olas.




sábado, 15 de febrero de 2014

LOS HIPPYTANOS, ANTONIO BURGOS Y EL ABORTO


Antonio Burgos no faltó a su cita con la comparsa de Antonio Martín que este año se llama Los hippytanos para regocijo del cantaor jerezano Diego Carrasco. La amistad del fino escritor sevillano con Martín demuestra que el pensamiento de cierta derecha y el de cierta izquierda pueden proponer diálogos de franca distensión y que la amistad y el compadreo está muy por encima de las ideas. Algo que debiera saberse en estos tiempos demasiado airados, demasiado tendentes al exabrupto y a lapidar al que se sale del discurso oficial y del pensamiento único de unos y de otros. 

Pensaba esto porque ayer Martín soltó una letra a favor del aborto y  de la libertad de la mujer para dar a luz, algo que no debió gustarle a Burgos cuyo pensamiento está en el extremo de lo que escribía en el año que dio a imprenta Andalucía, Tercer MundoEs una curiosa coincidencia que hoy Burgos escriba en ABC un artículo titulado "El aborto de la señorita Pepis" y hable de la farsa abortista del Parlamento andaluz y de la negación del derecho a la vida de los defensores del aborto. 

Burgos no es Pasolini. Quiero decir que su modo de defender la vida y de posicionarse contra el aborto y el derecho de la mujer a decidir no es el mismo que el que empleó el admirable autor de los Escritos corsarios. Ahí radica un problema, en el tono y en la forma de quienes defienden que la vida es sagrada. Por eso no debió gustarle mucho el pasodoble de su amigo y debió recordar con añoranza otras comparsas de Martín como aquella España y Olé que sí podía sintonizar más con su actual modo de entender la realidad. Dicho esto con el máximo respeto hacia quien mantenía amistosa correspondencia con mi padre en los años sesenta del pasado siglo.