BIOGRAFÍA

En la obra de Luis García Gil (Cádiz, 1974) conviven de manera absolutamente personal literatura, cine y canción de autor. En el ámbito de la canción ha publicado Serrat, cantares y huellas, Serrat y Sabina a vista de pájaro, Jacques Brel, una canción desesperada, Javier Ruibal, más al sur de la quimera y Joan Isaac, bandera negra al cor. Su amor al cine ha dado como fruto el libro François Truffaut publicado por Cátedra y el guión y producción del documental En medio de las olas dedicado a su padre el poeta José Manuel García Gómez. También ha producido el documental Vivir en Gonzalo que ha dirigido Pepe Freire y en el que se profundiza en la obra de Gonzalo García Pelayo. Como poeta es autor de La pared íntima, Al cerrar los ojos y Las gafas de Allen. Es autor además del libro José Manuel García Gómez, un poeta en medio de las olas.




domingo, 3 de noviembre de 2013

EN BUENA COMPAÑÍA (TÉLLEZ Y LOBO)



Dice Juan José Téllez, con la flor de la utopía prendida del verso: "Más allá de los desastres y de las obras maestras/ de asesinos famosos y de bodas reales/hay un rastro de gestos que el mundo ya ha perdido...". Es la misma utopía que alumbra el cancionero de Fernando Lobo, que busca el espejismo, la ciudad invisible en "Lo que el viento me enseñó". Poema y canción se encuentran, aspiran el aroma a brea de un puerto tenebroso que invoca a la mujer de todos los caminos. De un lado y otro el peso del mundo, el del poema de Téllez y el de la canción de Hilario Camacho que Fernando Lobo recreó en el escenario de la Central Lechera de Cádiz. 

Entre versos y canciones se combate mejor el otoño y sus crepúsculos. Danzan los amigos del alma y la vida es un poema revestido de magia. Aparece Inma Márquez y su voz desata un río de bellezas. "No sé renunciar" suena vibrante en su quietud melodiosa. La cantan Fernando Lobo e Inma Márquez, la bailan Al& Cris Tango, la sueña Andy Pérez a la guitarra. 

Téllez recita The lady is a tramp cual rockero fronterizo modelando un repertorio de causas perdidas. La mujer es un misterio, una duda, un precipicio pero guarda las llaves de la salvación eterna. Fernando Lobo moja los dedos en un blues que perfuma las rocas de la Caleta. Todo converge en este recital de sueños compartidos: el amor, la idea, la revolución, las músicas que vienen del fondo de los equipajes. 

Pedro Cortejosa irrumpe con su saxo y las secuencias como olas   sutiles se suceden, como cuando Ignacio Lobo acaricia "Mi Buenos Aires querido". Téllez recita un hit: "Staying alive" (...el poder me venció pero nunca me rendí...) y hay quien retrocede en el tiempo a una era que paría un corazón y una incipiente democracia que resultó ser otra cosa.

Se intercalaron más poemas y más canciones. La lluvia, Salvoechea, el idilio con Cuba, la travesía porteña, la vieja Europa quebrada en la guitarra del trovador errante. Y uno se pregunta sin aguardar respuesta: ¿Dónde estaban los poetas y cantautores de la ciudad trimilenaria? Cada cual con sus asuntos pero lejos de sumarse con su presencia a  esta lírica de mares y ensueños que Téllez y Lobo construyeron con una delicadeza absoluta.   

El  recital concluyó con los sones de "Torre Tavira", regalo que me hizo Fernando Lobo para recuperar la memoria amorosa de un poeta en medio de las olas que me enseñó mucho de lo que soy. A la noche no le faltó una fotografía en la que concentrar todos los sentimientos, todo lo que nos termina uniendo en este camino que llamamos vida, toda la poesía y toda la canción que late en la palabra amistad, la misma que Fernando Lobo y Juan José Téllez desplegaron en una cálida noche de noviembre. 
*De izquierda a derecha Cristina del Castillo, Inma Márquez, Fernando Lobo, Eduardo Flores, Alberto Sahagún y el que suscribe.