Gonzalo García Pelayo regresa al cine para filmar una oda al paisaje y al paisanaje de Cádiz. Siento como propio el rodaje de Alegrías de Cádiz y pienso en esa película que avanza como trenes en la noche, como modo de eternizar el rostro de la ciudad amada. Contemplo a Gonzalo y pienso en la pasión cinéfila de Truffaut y en Vivir en Sevilla gestándose en una sala de montaje, en todo ese cine alumbrado o imaginado que desemboca ahora en la luz y en el mar de Cádiz.
De repente coinciden en el tiempo la filmación del documental Vivir en Gonzalo y de la película Alegrías de Cádiz. Y perseguimos al cineasta retirado que vuelve a la acción y siente la necesidad de volver a expresar su mundo en imágenes. Alegrías de Cádiz será un canto a Cádiz. Mucho de eso quedó expresado en la entrevista que compartimos el otro día en los estudios de Onda Cádiz TV para el programa Gente de Cádiz de Manoli Lemos.