BIOGRAFÍA

En la obra de Luis García Gil (Cádiz, 1974) conviven de manera absolutamente personal literatura, cine y canción de autor. En el ámbito de la canción ha publicado Serrat, cantares y huellas, Serrat y Sabina a vista de pájaro, Jacques Brel, una canción desesperada, Javier Ruibal, más al sur de la quimera y Joan Isaac, bandera negra al cor. Su amor al cine ha dado como fruto el libro François Truffaut publicado por Cátedra y el guión y producción del documental En medio de las olas dedicado a su padre el poeta José Manuel García Gómez. También ha producido el documental Vivir en Gonzalo que ha dirigido Pepe Freire y en el que se profundiza en la obra de Gonzalo García Pelayo. Como poeta es autor de La pared íntima, Al cerrar los ojos y Las gafas de Allen. Es autor además del libro José Manuel García Gómez, un poeta en medio de las olas.




domingo, 12 de agosto de 2012

CON HOPPER EN MADRID

1. Contemplar el arte como si uno fuera un eterno aprendiz de la mirada sabia de Robert Hugues. Me enteré de la muerte del crítico de arte de la revista Time el mismo día que visitaba en el Museo Thyssen de Madrid la retrospectiva dedicada al pintor norteamericano Edward Hopper. Me acordé del libro A toda crítica que editó Anagrama y que recogía ensayos de Hughes sobre arte y artistas. En esa antología aparecía un texto sobre la retrospectiva que el Whitney Museum of American Art dedicó a Hopper en 1980. Se entiende mejor a Hopper a través de Hughes, lo entiendo mejor ahora que releo su texto en esta noche calurosa del mes de agosto. Hugues relaciona a Hopper con Manet y la melancolía de algunos de sus cuadros con la poesía simbolista.

Busco las claves de Hopper a través de Hugues y me sumerjo en la rotundidad lírica de Una mujer al sol que el crítico compara con las delicadas Anunciaciones del Quatroccento. También me acerco a Hopper a través de la mirada del poeta Max Strand en el libro reeditado por Lumen este mismo año. Strand se aproxima poéticamente a varias obras de Hopper y contempla, por ejemplo, a la mujer que mira a la ventana en Sol matutino. Hay toda una poesía en el rostro adormecido de quien no cesa de viajar al fondo mismo de la melancolía.

2. Reivindico Madrid en agosto, sin la premura y los agobios de otras fechas del calendario.  Nos atrevemos incluso a tomar un cocido en el restaurante El Ingenio lleno de referencias quijotescas. En el tren de regreso leo el último libro de poemas de Manuel Vilas y celebro su mundo poético absolutamente singular y absolutamente aconsejable. Eso sí no le perdono que mezcle en un poema a Clint Eastwood con José María Aznar en un extraño e irónico juego de celebridades sobre las que caerá también el peso de la muerte. Le aclaro, señor Vilas, que Clint Eastwood no morirá nunca. Al señor Aznar, en cambio, hace tiempo que le hemos olvidado aunque de vez en cuando tengamos noticias de él y haya nostálgicos del aznarato que teorizó Vázquez Montalbán.

3. El encanto de los cines Renoir en la calle Martín de los Heros de Madrid. Proyectan en una de las salas Mi semana con Marilyn, magnífico acercamiento a la personalidad de la mítica actriz y al rodaje de El príncipe y la corista de Laurence Olivier. Michelle Williams está fantástica como Marilyn y no cae en la caricatura de otras versiones interpretativas del mito. Dígase de paso que es un placer inmenso disfrutar del cine en pantalla grande y en rigurosa V.O.S.  Y el placer cinéfilo se multiplica cuando puedes darte un paseo previo por la librería Ocho y Medio que se encuentra en la misma calle Martín de los Heros. Entre libros de temática cinematográfica soy inmensamente feliz.

4. También en Madrid me enteré de la muerte de Sancho Gracia, el eterno Curro Jiménez de la pequeña pantalla. Algo de mi infancia regresa a mí cuando escucho la impetuosa B.S.O de Waldo de los Ríos. Con Sancho Gracia se va ante todo un excelente actor que era mucho más que aquel personaje que le dio fama. Juan Cruz le dedicó en El País una hermosísima necrológica.